ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección para 6 de noviembre

Perdonar como el Pueblo de Dios

Versículo Clave: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
– Mateo 5:23, 24

Escritura Seleccionada:
Mateo 5:17-26

EL SERMÓN DE JESÚS en el Monte cubre una amplia variedad de pautas y comportamientos asociados con la vida cristiana durante esta Edad Evangélica. Comienza con una serie de Bienaventuranzas que ilustran la transformación de carácter que será manifestada por aquellos que serían aceptables a Dios como participantes con Cristo en el otorgamiento de bendiciones a la familia humana durante el Reino de Dios. —Mat. 5:1-12

Estos discípulos de Cristo han de ser la “sal de la tierra.” Sus vidas deben tener una influencia preservativa sobre el mundo que por otra parte sería aún más depravado que lo es. Ya que Jesús fue aquella gran luz que entró en el mundo, (Juan 8:12) individualmente y colectivamente los creyentes deben alumbrar su luz, y por sus buenas obras, emular el carácter del Maestro y glorificar a su Padre celestial. —Mat. 5:13-16

Los escribas y los fariseos pueden haber creído que Jesús intentaba anular la Ley que había sido dada a Israel por Moisés como base de la relación de pacto que tenían con el Creador, pero tal no era el caso. La enseñanza de Jesús amplió aquella Ley al reconocer su justicia. Por su fidelidad en guardar cada rasgo de la Ley perfectamente y al entregar su humanidad en sacrificio, así beneficiando a los judíos primero y a los gentiles luego, todos los que aceptan los términos del discipulado tienen la oportunidad de hacerse parte de la simiente espiritual de Abrahán por medio de la cual todas las familias de la tierra recibirán bendiciones de restitución. (Gál. 3:27, 29) Se requiere un estándar alto de una vida justa para participar en este arreglo. “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” —Mat. 5:20

Era evidente que las enseñanzas de Jesús eran de una orden diferente que aquellas proclamadas por los fariseos santurrones. Ellos cumplieron con la letra de la Ley, sabiendo que la matanza de otros estaba prohibida. Jesús, sin embargo, comparó la ira y el odio con el asesinato aun si la matanza actual no ocurriera. Además, llamando tonto al hermano de alguien era un asunto muy grave que podría conducir a consecuencias extremas para el delincuente. —vss. 21, 22

Nuestro Versículo Clave subraya el hecho de que la reconciliación con un hermano primero antes de intentar realizar algún servicio que por otra parte sería aceptable a Dios es de aún mayor importancia. Cada creyente verdadero que aprecia la misericordia de Dios en perdonarle una y otra vez después de confesar sus pecados, y que entonces seriamente se esfuerza por ser más diligente en pensamiento, palabra o conducta, tendrá seguramente como una prioridad en la vida el mantenimiento de una relación cálida y amorosa con otros miembros del cuerpo de Cristo. “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” —Rom. 12:18



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