ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección para 16 de septiembre
La Fe es Paciencia
Versículo Clave: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Escritura Seleccionada: |
EN LOS VERSÍCULOS claves de nuestra lección vemos que el Apóstol Pablo nos exhorta a examinar las experiencias de una “gran nube de testigos,” aquellos “Antiguos Dignos,” que vivieron antes del primer advenimiento de Jesús. Debemos considerar lo que soportaron y cuán fieles y leales eran a Dios. Tan grande era su confianza en Dios que también han llegado a conocerse como “Héroes de la Fe.” —Heb. 11:4-39
Aunque estos beneméritos de la antigüedad poseían gran fe, se nos dice que “no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.” (Heb. 11:39,40) Sin embargo, debemos sacar inspiración de su ejemplo a fin de que podamos seguir esforzándonos por el mayor logro de fe posible en la carrera cristiana.
Se necesita mucha paciencia con respecto a nuestra fe. La carrera es larga, el camino es estrecho, y el curso es ascendente y difícil. Pablo nos recuerda de esto, pero también indica que la paciencia requerida del hijo de Dios es realmente una “leve tribulación.” “Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” —2 Cor. 4:16-18
La Iglesia será el templo de Dios, perfecta en el plano divino, y recipientes de la naturaleza divina. El glorificado Jesús ha prometido: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios.” (Apoc. 3:12) Por lo tanto, cada miembro en perspectiva de este templo, engendrado como una nueva criatura en Cristo, debe tener el Espíritu Santo de Dios morando en su corazón y mente en este momento. Así, podemos tener la paz de Dios residiendo en nosotros aun cuando soportamos pruebas y experiencias difíciles del camino estrecho.
Examinemos ahora un versículo importante de nuestra Escritura seleccionada. “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Heb. 12:3) Nuestra mente es el campo de batalla especial para cada uno de nosotros debido a la resistencia de la carne en cuanto al sacrificio, y su tendencia de “cansarse” y “desmayar.” Esta voluntad caída y débil de la carne, el “viejo hombre,” está en conflicto constante con la voluntad del “nuevo hombre,” la nueva mente. La clave a la victoria de la nueva criatura sobre la vieja carne se puede encontrar en estudiar, entender, y apreciar el curso de nuestro Señor, su ejemplo y enseñanzas, y luego seguir tan estrechamente como posible sus pasos.
Debemos regocijarnos que nuestro Señor Jesús nos ha invitado a andar en sus pasos, y perseverar como él. En esta copa de pruebas, ensayos, y hasta persecución, Dios también ha mezclado las alegrías de nuestra futura esperanza. Así, podemos repetir estas palabras: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan,… Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos.” —Mat. 5:11,12