ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA |
Lección para 21 de abril
Vivir con Esperanza
Versículo Clave: “Dios no ha nombrado a ira,.sino para alcanzar la salvación por Nuestro Señor Jesús Cristo.” Escritura Seleccionada: |
LAS ESCRITURAS nos dicen que hemos sido comprados por nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto debemos estar llenos de fe y esperanza. Pablo nos dice, ” no sois vuestros propios dueños.” I Cor. 6:19 Pertenecemos a Cristo, como se muestra en las palabras, “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.” (Col. 1:27) si Cristo está en nosotros, y realmente deseamos servile y complacerle a Él y a nuestro Padre celestial, debemos dejar que nuestra luz brille, para que nuestro caminar con Cristo sea visto por otras personas. Nuestro objetivo debe ser “que ellos vean vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” –Mat. 5:16
El deseo de nuestros corazones y nuestras mentes, que es parte vital de nuestra esperanza, debe ser servir al Dios verdadero y vivo a través servir a la causa de su hijo. “Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia: porque vosotros servís al Señor Jesucristo.” (Col. 3:24) Si hacemos esto, entonces seremos realmente parte del cuerpo de Cristo, y seremos amados delante de sus ojos. Juan nos dice en I Juan 3:2, 3, “amados, ahora somos hijos de Dios, y aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es, y cada hombre que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, así como él es puro.” Estos versos nos muestran la maravillosa naturaleza de nuestra esperanza. Pablo también nos identifica como “herederos según la esperanza de la vida eterna.” –Tit. 3:7
Las palabras de Juan: “cada hombre que tiene esta esperanza se purifica a sí mismo”, significa que debemos mantener una actitud de corazón, mente y vida deseosa de siempre de agradar a Dios, porque él “nos ha llamado con un llamamiento santo.” (II Tim 1:9) Para ser fieles a esta “vocación santa” exige mantener nuestros pensamientos, motivos y acciones lo más puros posible. Es necesario que nosotros poseamos una condición de corazón que se base en intenciones puras y santas. Por lo tanto, no serviremos a Dios con un corazón de ira hacia los demás, sino con un corazón lleno de amor, compasión, paz, y esperanza. Pablo dio testimonio de un propio deseo hacia los demás, cuando el dijo, “quiero que los hombres oren en todas partes, elevando sus manos santas, sin ira y sin duda.” –I Timoteo 2:8
Nuestro versículo clave dice que Dios nos ha llamado “a obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo.” Con la palabra de Dios como nuestra guía, podemos ir con canciones de alabanza en nuestros labios, orar a Dios por su amor al enviarnos a Jesús para ser el Redentor y Salvador del Mundo. Alabamos la sabiduría divina que ha diseñado ese plan amoroso de salvación, “que todos los hombres honren al Hijo, como se honra al Padre.” (Juan 5:23) también hemos de alabar la justicia divina que, siendo satisfecha por el mérito de rescate, ha hecho posible tener nuestros pecados Adámicos lavados por la sangre del Redentor.
Hemos sido privilegiados de conocer el plan amoroso de Dios que se centra en Cristo Jesús, nuestro Redentor. Nos llena de júbilo que el Espíritu de Dios nos haya autorizado para ser testigos de Jesús, y que nosotros estemos encargados de contar el plan de Dios a otros hombres. Verdaderamente, nuestras esperanzas son para los invitados a ser parte de la herencia con Jesús en la fase espiritual de su Reino. Nosotros también tenemos la gloriosa esperanza de una “restitución de todas las cosas” para toda la humanidad durante la venida del Reino de Cristo. –Hechos 3:19-21