DOCTRINA Y VIDA CRISTIANA |
La Nueva Creación:
“Orden y Disciplina en la Nueva Creacion”
Parte XVI
Acusaciones contra ancianos
“Contra un anciano no admitas acusación, sino con dos o tres testigos.” – 1 Timoteo 5:19
El Apóstol en esta declaración reconoce dos principios. (1) Que un Anciano ha sido reconocido por la congregación como poseedor de un carácter bueno y noble, y de un fervor por la Verdad, y devoto de Dios. (2) Que tales personas, por razón de su prominencia en la Iglesia, estarían marcadas por el Adversario como objetos especiales para sus ataques, objetos de envidia, malicia, odio y conflictos por parte de alguien, así como nuestro Señor lo advirtió: “Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?”. “Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece”. “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.” (Mateo 10:25, 1 Juan 3:13, Juan 15:18). Cuanto más fiel y capaz sea el hermano, más se aproximará a ser una copia del Maestro, y más apropiada será su elección como Anciano; y cuanto más fiel sea el Anciano, más seguro estará de tener como enemigos, no solamente a Satanás y sus mensajeros, sino también a tantos como Satanás pueda engañar e inducir al error.
Estos principios deberían garantizar a un Anciano contra la condena por medio de la palabra de cualquier persona, si su vida aparece siendo consistente. En cuanto a los rumores u oídas, estos no deben ser considerados completamente; porque ningún compañero verdadero, conocedor de la ley del Señor (Mateo 18:15), circularía rumores o confiaría en la palabra de aquellos que de esa manera harían caso omiso de las instrucciones del Maestro. Para ser escuchados de alguna manera, los acusadores deben manifestar haber sido testigos. Y aun si dos o más testigos hicieran acusaciones, no habría otra manera de ver el caso como lo que ya ha sido definido. Cualquier persona que acuse de error en contra del Anciano, después de fracasar en la entrevista personal, debería haber traído con él otros dos o tres que de ese modo se convertirían en testigos para la contumacia. Luego el asunto, aun no compensado, podría haber sido llevado por Timoteo o cualquiera ante la Iglesia, etc.
Ciertamente, esta acusación ante dos o tres testigos, siendo el requisito relativo a todos los miembros, da lugar a la suposición de que el Apóstol estaba simplemente clamando que un Anciano debería tener todos los derechos y privilegios que se garantizan a cualquiera de los hermanos. Puede ser que algunos estuvieran inclinados a sostener que, como un Anciano debe tener “buena reputación”, no solamente en la Iglesia, sino fuera de ella, un Anciano debería ser procesado criminalmente por los más mínimos cargos, debido a su influyente posición. Pero las palabras del Apóstol establecen que las oportunidades de un Anciano deben ser iguales que las de los demás.
Este asunto de los testigos debe estar profundamente grabado en la mente de toda Nueva Criatura. Lo que otros reclaman conocer y lo que ellos calumniosamente dicen no es suficiente para hacerles caso, ni para que sean recibidos. Si dos o tres, que siguen los designios del Señor, llevan acusaciones en contra de alguien, sin murmuraciones ni calumnias sino como se ha instruido, ante la Iglesia, aun a ellos no se les debe creer en ese momento; sino que después habrá el tiempo adecuado para que la Iglesia escuche el asunto, escuche a ambas partes; y luego dará una decisión piadosa y una amonestación, expresada de manera que ayude al malhechor a que vuelva a la rectitud y no lo empuje hacia la oscuridad exterior.
Los que creen que son llamados a la predicación
Una cantidad considerable de personas declaran que ellos recibieron un llamado del Señor para predicar el Evangelio, quizás ellos razonen que nunca supieron por qué, o que ellos son conscientes de que no poseen las calificaciones especiales para el servicio, o que las circunstancias siempre han parecido difíciles para responder al llamado. Al preguntarles respecto de la naturaleza del “llamado”, se llega a la conclusión que fue simplemente algo imaginario o una conjetura. Uno se sintió impresionado en algún momento de su experiencia (quizás antes de convertirse completamente en un cristiano) de que debería consagrarse a Dios y a su servicio, y su ideal más alto del servicio de Dios fue de sus experiencias nominales en la iglesia, representado por el predicador a cuyos servicios acudía su familia. Otro se sintió impresionado por su experiencia, y se dijo a sí mismo: Cuánto quisiera ser capaz de vestir el atuendo y recibir el respeto y los títulos y el salario de un predicador, aun de segundo o tercer nivel. Así también, si estuviera poseído de una gran autoestima, él probablemente se sentiría aun más impresionado de que como los apóstoles elegidos fueron “hombres ignorantes y sin talento”, posiblemente entonces Dios lo tendría en cuenta de manera especial debido a su escasez de talento y educación. Dios ha favorecido a muchos, y a su causa también, al no abrir el camino para sus ambiciones, malinterpretadas como llamados suyos para predicar.
Como ya se indicó, todo miembro de la Nueva Creación es llamado a predicar; no por sus ambiciones o imaginaciones, sino por la Palabra, que hace un llamado a todos los que reciben la gracia de Dios, no en vano, “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (1 Pedro 2:9). Por ello, este llamado incluye a todos los engendrados del espíritu de la Verdad, hombres y mujeres, esclavizados y libres, ricos y pobres, cultos e incultos; negros, morenos, rojos, amarillos y blancos. Qué otro encargo es necesario más que éste: “Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Y verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová”. “¿Quién es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?” (Salmos 40:3; 107:43).
Es cierto, el Señor eligió especialmente y llamó a los doce apóstoles para un trabajo especial; también es cierto que él ha propuesto que en cuanto su pueblo escuche sus palabras, él “colocará a los distintos miembros en el cuerpo” como a él le plazca, algunos para un servicio y algunos para otro, “a cada uno conforme a su capacidad.” (Mateo 25:15). Pero él nos muestra claramente que muchos buscarán “colocarse” ellos mismos como maestros; que es el deber de la Iglesia apreciarlo continuamente como su verdadera Cabeza y Líder, y no para favorecer a los hermanos ambiciosos y egoístas; que desatender este deber significaría desatender sus palabras; en consecuencia, deficiencia de amor y obediencia; y seguramente será para desventaja espiritual de esa Ecclesia, así como también para desventaja del autoproclamado maestro.
La ley del Señor sobre esta materia está claramente establecida de modo que: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” (Lucas 14:11). La Iglesia debe seguir esta ley, esta idea del Espíritu, en todas las materias en las que ella buscaría saber y obedecer a su Señor. El método del Señor es ascender solamente a aquel cuyo fervor y fidelidad y perseverancia en hacer el bien se haya expresado en cosas pequeñas. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.” (Lucas 16:10). “Y su señor le dijo: bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. “Su señor le dijo: bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21,23). Siempre hay abundancia de espacio en la parte más baja de la escalera de honor. Las voluntades de cualquiera, no deben estar por mucho tiempo sin oportunidad para servir al Señor, a la Verdad y a los hermanos de manera humilde, que los de espíritu orgulloso desdeñarán y descuidarán, buscando un servicio más honorable ante los ojos de los hombres. Los fieles se regocijarán en cualquier servicio, y para ellos el Señor abrirá de par en par, y aun más, las puertas de la oportunidad. De ese modo su voluntad, que ejemplifica la sabiduría del altísimo, debe ser acatada cuidadosamente por cada miembro de la Nueva Creación, especialmente en su voto, al extender su mano como un miembro del cuerpo de Cristo para expresar la voluntad de la Cabeza.
Un hermano egoísta debería ser pasado por alto, aunque sea capaz; y un hermano menos capaz pero humilde debería ser elegido como Anciano. De ese modo, una reprobación hecha con gentileza beneficiaría a todos; aunque no se exprese ninguna palabra respecto de las razones que la determinan. Y en el caso de un Anciano capaz que da evidencia de tener un espíritu dictatorial o que se inclina a considerarse por encima de la Iglesia y como parte de una clase separada, o que insinúa un derecho divino para ser maestro que no proviene de la Ecclesia (Iglesia), para cualquiera sería un favor, así como también un deber, que lo desplacen hacia alguna parte menos prominente del servicio o que lo retiren de todos los servicios especiales por un tiempo, hasta que él tome esta gentil reprobación y se recupere a sí mismo de la trampa del Adversario.
Todos deben recordar que, al igual que otras facultades, la ambición es necesaria en la Iglesia así como también en el mundo; pero que en la Nueva Creación no debe haber una ambición egoísta por ser alguien grande y prominente, sino una amorosa ambición por servir al Señor y a su pueblo, aun a los más humildes. Todos nosotros sabemos cómo la ambición condujo a la caída de Satanás, desde el servicio y el favor de Dios hacia la posición de un enemigo de su Creador y un oponente a todas sus justas regulaciones. Similarmente, todos quienes adopten su camino, diciendo: “Yo ascenderé por encima de las estrellas de Dios [Yo me colocaré por encima de los demás hijos de Dios], yo seré como el Altísimo: [un gobernante entre ellos, un usurpador de la autoridad divina sin nombramiento divino, y en contra de la regulación divina]”, sufrirán de manera segura la desaprobación divina y el proporcional alejamiento del Señor. Y la influencia de tales, como la de Satanás, será con seguridad injuriosa. Como Satanás sería un maestro peligroso, así también serían todos quienes tienen su temperamento presto a conducir hacia las tinieblas a los que buscan la luz; porque ellos no tienen la apropiada actitud para recibir la luz y ser usados como mensajeros.
Por ello, mientras que cualquier hermano se sienta seguro de que es llamado para predicar en algún rol público cuando ninguna puerta del servicio se le ha abierto de la manera designada, si se inclina a imponerse por sobre la Iglesia, sin su casi unánime requisito, o si habiendo sido elegido para la posición de líder o de Anciano, busca mantener la posición y la considera suya por derecho propio, sin los votos regulares de la Iglesia que de tiempo en tiempo requeriría que continúe su servicio, nosotros podemos establecer que el hermano no ha observado las normas del caso, o que él tiene el equivocado espíritu egoísta, incompatible con cualquier servicio en la Ecclesia. En cualquier suceso, el camino apropiado será hacer un cambio en la primera ocasión apropiada para llevar a cabo una elección, y como ya se sugirió, el primer domingo del año o del trimestre sería una fecha apropiada que se puede recordar fácilmente.