ESTUDIOS INTERNACIONALES DE LA BIBLIA

Lección Uno

El cántico de Moisés

Versículo Clave: “¿Quién como tú, oh JEHOVÁ entre los dioses? ¿Quién es como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?”
—Éxodo 15:11, Nueva Versión del Rey Jacobo

Escrituras Seleccionadas:
Éxodo 15:11-21

El tono de las alabanzas de Moisés a Jehová muestra, con razón, regocijo y exuberancia. Tuvo un largo enfrentamiento con el Faraón, con frecuencia lleno de duras discordias y arrogantes descalificaciones de parte del gobernante egipcio. Gradualmente, la gravedad de las plagas pestilentes se incrementó sobre el pueblo de Egipto. Puede que a Moisés le haya dolido ver el sufrimiento que las personas comunes de Egipto tuvieron que soportar por la dureza de corazón de su gobernante. También Moisés era muy gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo. (Ex. 11:3) Por este motivo, creemos que Moisés tenía empatía por su sufrimiento.

Qué dolorosa debe haber sido la mañana posterior a la última plaga, la cual trajo la muerte de todos los primogénitos de Egipto. El llanto de las personas debió haberle dolido a Moisés. Ahora bien, qué alivio y alegría fue finalmente liberarse de la esclavitud en Egipto. Como el Señor había profetizado a Abraham siglos antes, el opresor de Israel fue vencido, el pueblo fue liberado y fue bendecido con objetos de plata, oro y ropa. (Gén. 15:14; Ex. 12:35) ¡No es de extrañar que Moisés cantara el cántico de liberación mencionado en nuestro Versículo Clave!

Asimismo, cantamos las alabanzas de nuestro gran Dios por su liberación en nuestras vidas, tanto pequeñas como grandes. Fuimos liberados de la esclavitud del pecado y recibimos la gloriosa categoría de hijos de Dios. Hacemos bien en tomarnos un momento cada día para reflexionar sobre nuestras liberaciones por su poderosa mano. Pablo lo hizo, escribiendo, “Porque no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia, porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, el cual nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto nuestra esperanza de que Él aún nos ha de librar”. —II Cor. 1:8-10, La Biblia de las Américas

Nuestro Señor Jesús nos enseñó que debemos orar por la liberación. “No nos metas en tentación, más líbranos del mal”. (Mat. 6:13, LBLA) Que cada día reflexionemos sobre las muchas veces que Dios nos liberó del mal, el daño o el pecado. Pero a Dios gracias, que nos da la victoria, nuestra liberación definitiva. —I Cor. 15:57

Cuando hayamos ganado nuestra victoria final, entonces también cantaremos como Moisés lo hizo. Le ofreceremos alabanzas a Dios, quien nos liberó, como se profetizó en el Apocalipsis. “Vi también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos sobre la bestia, sobre su imagen y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de cristal, con las arpas de Dios. Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso, justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones! ¡Oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo”. —Ap.15:2-4, LBLA

El Revelador concluye el verso 4 diciendo que entonces “todas las naciones vendrán y adorarán en tu presencia” ante Dios. Quizá también sean movilizados, en parte, por la dulce melodía del cántico de Moisés y del Cordero. Seguramente serán atraídos por el maravilloso mensaje de liberación.



Asociación De los Estudiantes De la Biblia El Alba