El Orgullo Espiritual

"...el amor no es jactancioso, no se envanece..." I Corintios 13:4

El acto de jactarse de uno mismo, o de envanecerse, es reprensible pero especialmente será censurable con aquellos que nombren el nombre de Cristo. Dicha conducta es evidencia de orgullo y éste es el producto del cultivo del egoísmo. El espíritu egoísta va detrás de todo aquello que que estime de valor y sea gratificante como riqueza, fama y distinción entre los hombres. Al punto tal que es exitoso en conseguir ésto y la tendencia es que después de conseguirlo se siente complacido , independiente y superior a otros. El orgullo es cultivado y alimentado hasta que se agranda a si mismo en proporciones ridículas. Se "infla" creando la falsa imagen de importancia.

El orgulloso no se da cuenta de lo difícil que es, para otros, quererlo. No en vano los hombres sabios declararon: "Antes del quebrantamiento es la soberbia,Y antes de la caída la altivez de espíritu" Prov. 16:18. Esto es tan cierto, pues el egocéntrico sobreestima su valor.

¿DEBE EL HOMBRE SER ORGULLOSO?

Aquel que minimiza su valor está más cerca de la verdad que aquel que lo maximiza. Cuando paramos de considerar las cosas de manera soberbia, nos damos cuenta que por naturaleza todos caemos y somos degradados por el pecado, y que aún en nuestro máximo de capacidad nos quedamos muy cortos para llegar a la perfección. No tenemos nada por lo cual jactarnos. Cuando nos comparamos con aquellos que son menos afortunados que nosotros, debemos hacer una estimación sobria de nuestras capacidades.

Más allá de las Escrituras, el hombre no puede rastrear su historia hasta su origen, como tampoco puede averiguar su destino. El hombre es incapaz de entender la filosofía de sus organismos físicos y mentales. No puede comprender totalmente el principio de la vida y no sabe cómo la mente puede razonar y pensar. Tampoco sabe por qué el pasto es verde, ni por qué el vidrio es transparente. No puede entender cómo la bellota viene del roble y mucho menos sabe del milagro que envuelve la propagación de la raza humana. Encuentra sus días limitados, con éxitos y penas, entrando al mundo sin nada y saliendo de él sin nada.

El hombre hace relojes para mantenerse informado de cómo la tierra se mueve alrededor del sol. El ser humano está rodeado de una inmensidad desconocida y sus limitaciones son más grandes que sus habilidades. No sólo está confundido sobre los misterios de la vida, sino que también halla dificultoso colmar las expectativas de lo que él reconoce como justo y bueno. Solamente el alma deshonesta y pequeña puede sentirse orgullosa.

MANIFESTACIONES DE ORGULLO

El orgullo se manifiesta en varios grados y usualmente aquellos que están afectados por este mal común, no se dan cuenta. El hecho que alguien no vaya por la vida con una expresión altanera o de espíritu sabelotodo, mostrando desdén por aquellos que siente son menos honorables que ellos, no significa que no estén orgullosos. La ausencia de las evidencias extremas de este mal no es argumento suficiente como para creernos que estamos exentos de dicha aflicción.

El orgullo se manifiesta en varias formas. Una de ellas es la testarudez, donde una persona con gran voluntad quiere algo a su manera. Sensibilidad extrema, o sentirnos dolidos, indica que queremos que otros piensen bien de nosotros. Lo mismo va para aquellos que son hipócritas. Inflarse es una forma obvia de orgullo y usualmente envuelve posesión, conocimiento, logros y el honor del hombre.

ORGULLO ESPIRITUAL ENTRE CRISTIANOS

El orgullo que es meramente tonto, o la hipocresía parcial en el mundo, toma un carácter más serio cuando se encuentra entre la verdadera gente del Señor. El mundo y los cristianos que sólo profesan, no están en juicio en esta época, pero las verdaderas personas de Dios, sí. Estamos viviendo en el "día de la salvación" para la iglesia. El juicio se está llevando a cabo en "la casa de Dios" II Corintios 6:2 Traducción de Rotherham; I Pedro 4:17 Traducción de Rotherham.

El cristiano no tiene causa para estar orgulloso de si mismo, pues él no tiene nada que no haya recibido. (I Cor 4:7) Todo lo que tiene, y todo lo que desea, viene del Señor. El Señor ha bendecido y enriquecido a su gente, él los ha sacado "del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;..." y ha puesto su pie en en la Peña de las Épocas. Los ha vestido "con vestiduras de salvación" y los ha cubierto con un "manto de justicia..." Salmo 40:2, Isaías61:10.

El Apóstol Pablo dijo que él: "nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" Efesios 1:3. Cuan impropio de aquellos que han sido tan bendecidos y que se han beneficiado por la gracia y favor del Señor, ya sea el esforzarse en glorificarse a si mismos o de enorgullecerse de lo que tienen o son. Solamente una mente pequeña puede sentir que el orgullo se convierte en santo. Toda la gloria pertenece al Señor: "Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová" Jeremías 9:24.

Las Escrituras declaran que: "Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes" I Pedro 5:5. Por lo tanto, podemos concluir que ninguna de las personas de Dios siente orgullo, a tal grado que Dios las resiste y por ello no tienen la porción, que es la gracia, como la tendrían si tuvieran la humildad correspondiente.¿Qué progreso real podremos hacer si Dios nos resiste? Las Escrituras contestan diciendo: "...separados de mí nada podéis hacer" Juan 15:5.

Sin la gracia del Señor nosotros no podremos desarrollar ninguna gracia propia hacia la perfección. Menos aún podremos lograr algo de valor duradero si por tener secretamente orgullo en nuestros corazones, Dios nos está resistiendo. Si existe algún tipo de altanería, algún tipo de "vanidad" se manifiesta que la gracia no es hecha de amor perfecto pues "el amor no es jactancioso, no se envanece".

Se exhorta al verdadero cristiano a ser "vestido con humildad". Cuan justa es esa ropa y ¡ que bien que adorna a los santos! ¡ Y que pobre y desgarrada parece la cobertura de orgullo! La humildad no es sólo ropa bonita para los santos , sino que ayuda a cubrir las imperfecciones de su humanidad caída. El orgullo es tan feo e indeseable que odia saber que lo conozcan por lo que es y por ello utiliza la modestia para darle la misma apariencia que la humildad.

El cristiano debe preparar su mente y su corazón para resistir el orgullo en cualquiera de sus formas y por más insignificantes que sean sus síntomas. También debería aprender como detectar el orgullo en sus muchas formas, ya sea como envidia, testarudez, hipersensibilidad a las opiniones de los otros, actitud de sabelotodo, de autoafirmación, ambición, vanidad, hipocresía, rencor, malevolencia, un parecer ogulloso o hasta en un tono de voz altanero. El cristiano que aprenda a reconocer estos síntomas a primera vista, estará más preparado para acabar con su adversario. Por ello deberemos observar las vidas de aquellos que son un ejemplo para nosotros en las Sagradas Escrituras.

LA CAÍDA DE LUCIFER

El primer personaje que nos aparece en la mente cuando hablamos de orgullo es Lucifer. Cuando fue recién creado debió ser bonito y brillante, quizás hasta mejor que otros seres en su gloria. Pero desafortunadamente su belleza y brillantez se convirtieron en una trampa para él, como está escrito: "Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor..." Ezequiel 28:17. Podemos ver en él los efectos horribles del orgullo y la ambición. Cuan envilecido y deshonrado era su carácter cuando dijo en su corazón: "Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo" Isaías 14:13,14.

Consideremos bien el ejemplo de Lucifer y notemos como el orgullo de pensamiento de su parte pavimentó el camino para la corrupción total de su corazón. El orgullo y la vanidad lo llevó a otros pecados y por último a la completa deshonra de su carácter. Ésto lo condujo a las más bajas profundidades de la depravación , donde se opone al Dios de la misericordia en toda su capacidad. La caída de Lucifer debería advertirnos de escaparle al orgullo, detestarlo y abominar su apariencia más pequeña.

LA INDISCRECIÓN DE MOISÉS

Hubo un hombre sagrado, amado por el Señor, que se autosacrificó y que era "muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra" Núm. 12:3. Sirvió al Señor fielmente por cuarenta años pero en una ocasión fue culpable de tener orgullo espiritual y de tener mucha confianza en si mismo. Fue Moisés quien al principio de su carrera era manso y humilde, pero que luego no pudo entrar a la Tierra Prometida sin obstáculos. Éstos fueron puestos porque mostró una actitud orgullosa.

Como el fiel siervo de Dios, Moisés llevó a los israelitas fuera de Egipto, a través del Mar Rojo, hacia el desierto, en su ruta a Canaán. Para mantener a las personas en esa tierra tan árida, Moisés debió realizar algunos milagros por el poder del Señor. Uno de ellos fue el golpear la peña cuando su gente estaba sedienta. Cuando guiado por Dios, Moisés le pegó a la roca, el agua brotó para que la gente se refrescara. Ésto nos muestra la imagen de Cristo, la Peña de las Épocas a la cual la golpearon para que el agua de la vida brotara por él a su gente.I Cor 10:4; Éxodo 17:1-6

Sin embargo, muchos años después, los hijos de Israel estaban sedientos en el desierto y le rogaron a Moisés por agua. En esta ocasión se le pidió a Moisés que hablara con la peña que les había dado agua. Sin embargo les habló enojado a la gente: "Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?" Núm. 20:10,11.

En lugar de hablar con la peña como le había sido pedido, Moisés le pegó dos veces. En este acto de desobediencia, vemos a aquellos que habiendo recibido el agua de la vida de la Peña de las Épocas "hicieren afrenta al Espíritu de gracia" Hebreos 10:29. Éstos han rechazado la recompensa que fue mérito de Cristo y con ello "crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio." Heb. 6:6. Las Escrituras dicen sin embargo que: "Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere" Rom. 6:9.

Pero el punto que nos preocupa es el hecho de que con un carácter tan manso y humilde, Moisés pudiera haberse llenado de orgullo y jactarse de si mismo, aún por un momento en el que falló en santificar al Señor delante de su gente. Nosotros tampoco estamos exentos de magnificar nuestra importancia cuando a través de los años de servicio, el Señor nos honre con sus privilegios. Pues nosotros quizás seamos menos humildes y mansos que lo que era Moisés. Debemos ser muy cuidadosos en no creer que podemos compartir la gloria que sólo le pertenece a Dios.

Antes que Moisés se llenara de orgullo, podemos notar lo vasta y bella que era su humildad. En una ocasión Josué oyó de dos hombres jóvenes, Eldad y Medad, quienes estaban profetizando en el campamento de Israel. Él dijo: "Señor mío Moisés, impídelos" y Moisés le respondió: "¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos" Núm. 11:27-29. Si Moisés hubiera tenido algún tipo de soberbia u orgullo en su corazón, el hubiera actuado muy fácilmente en concordancia con el pedido de Josúe. La gente del Señor debería tener un corazón bien entrenado como el de Moisés, libre de orgullo y de envidia.

EL ORGULLO DE SAÚL

Saúl, el primer rey de Israel, es otro ejemplo de como una mente humilde puede ponerse vanidosa y llena de orgullo. Cuando le dijeron que Israel lo quería a él como su rey él dijo: "¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel?" I Samuel 9:21. Y cuando Samuel quiso presentarlo frente al pueblo y al Señor como el rey de Israel, no lo pudo encontrar pues se había "escondido entre el bagaje" I Sam. 10:21,22.

Pero cuán rápido parece que Saúl se olvidó de esa humildad. Comenzó a sentir que él era lo suficientemente importante como para decidir que partes de los mandamientos de Dios aceptaba y cuales podría omitir. Él ya no recordaba que venía de una de las familias más pequeñas de la tribu de Benjamín cuando la gente le gritaba: "Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles" I Sam. 18:17. El solo pensamiento de David, un niño pastor, siendo renombrado como mejor guerrero que él, fue mucho más fuerte de lo que él podía soportar desde su orgullo y arrogancia.

¿Qué había pasado? Él había olvidado su propia insuficiencia e insignificancia. Olvidándose de que Dios estaba tabajando a través de él, él estaba más que dispuesto a creer que el crédito de la gloria le pertenecía a él. Por esta razón Samuel fue enviado para recordarle: "Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?" I Sam. 15:17.

Nosotros también como los elegidos del Señor podemos olvidar nuestra propia insignificancia y podemos comenzar a prestar atención a las palabras de alabanza de nuestros hermanos o compañeros. El trabajo bendito de proclamar la gloriosa verdad, y especialmente cuando este trabajo prospere, puede convertirs, para nuestra mente, en nuestro logro. Es muy importante recordar: "De parte de Jehová es esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos" Salmo 118:23.

Cuando las personas son humildes y condescendientes, el Señor los guía a posiciones prominentes en su servicio, o a gloriosos triunfos en el arte cristiano. (Rom. 12:16) Es en este momento que usualmente la gente del Señor, tropieza con el orgullo. Con sus palabras dan gloria a Dios por lo que han hecho, en sus corazones sienten que al fin sus talentos fueron apreciados. O deben pensar: "Ahora soy un héroe en la lucha y estaré contento de explicarles a los otros como es que yo fui tan exitoso en sobreponerme a mis dificultades".

EL CONSEJO DE AHITOFEL

Podemos refleccionar sobre un personaje menor de la Biblia, un personaje cuyo consejo fue muy apreciado por el rey David y su hijo Absalón. Se nos dice: "Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios. Así era todo consejo de Ahitofel, tanto con David como con Absalón." II Sam. 16:23

Normalmente este cosejo era bien recibido y aceptado, pero cuando Absalón se reveló contra el poder de su padre y luchó en su contra, le preguntó a Ahistofel cual sería la mejor manera de obtener la victoria ante su padre. Ahitofel le aconsejó que le diera comando para levantar a un ejército que persiguiera a David y se lo llevaran cuando estuviera fatigado y con la guardia baja. Sin embargo Absalón llamó a otro consejero que pensaba que las sugerencias de Ahistofel no eran buenas y quien le aconsejó otros procedimientos que le gustaron más a Absalón. Fue por la divina providencia que la moción de Ahistofel fue vencida, pues Dios quería que le cayera el mal al perverso Absalón. II Sam. 17:14.

El punto de interés está en que cuando Ahistofel vio que su consejo había sido rechazado halló su pena, por la humillación recibida, mayor que su deseo de vivir. Él, cuyo consejo siempre había sido escuchado y bien apreciado, fue súbitamente ignorado. Con ésto sus sentimientos habían sido heridos. Su orgullo y su dignidad no podían soportar tal abuso, se nos dice que por ello: "...después de poner su casa en orden, se ahorcó,..." II Sam. 17:23.

PREGUNTAS PARA HACERNOS A NOSTROS MISMOS

Aquí podemos hallar lecciones de cómo el orgullo puede dominar y dirigir el espíritu del hombre. Estaría bien examinarnos a nosotros mismos y preguntarnos:

¿Me siento ofendido e irritado cuando mis consejos y sugerencias son ignoradas o no se los toma en cuenta?
¿Desafío rápidamente aquello que subestima mis habilidades e impugna mi bondad?
¿Me siento avergonzado cuando una persona con menos estudios que yo, contesta una pregunta que yo no sé?
¿Me siento indignado con las personas que hallan mis faltas y me las hacen ver?
¿Aliento a que me alaben y me motiven?
¿Me apresuro a poner a la gente en "su lugar"?
¿Repruebo la instrucción, especialmente cuando viene del menos noble de las personas del Señor?
¿Minimizo los actos de otros?

Si nuestras respuestas a algunas de estas preguntas son afirmativas, entonces debemos preocuparnos, pues significa que en una u otra medida hay orgullo en nuestros corazones. Este orgullo, si lo dejamos desarrollarse, puede hacer naufragar nuestras vidas como cristianos.

EL ORGULLO NO NOS ENRIQUECE DE NINGUNA MANERA

En el Libro de Ester podemos encontrar otro ejemplo de quien fue muy vanidoso y orgulloso. Este es Amán. Él fue uno de los sirvientes honorables del rey de Media-Persia, Asuero (Mejor conocido como Xerxes). Amán fue promovido a una posición de honor sobre los príncipes que estaban con él, por lo que todos debieron inclinarse ante él. Por supuesto que ésto gratificó su egoísmo y su soberbia ampliamente. Pero había un hombre llamado Mardoqueo, que era judío, que no se inclinaría ni reverenciaría a Amán bajo ninguna circunstancia. Amán se llenó de furia e indignación contra Mardoqueo y sus hombres, los judíos. Amán había concretado previamente con el Rey Asuero el masacrar a los judíos en una fecha determinada y planeó ahorcar a Mardoqueo en una horca fabricada específicamente para ello.

Pero cuando Amán fue hasta el rey para hablar del ahorcamiento de Mardoqueo fue saludado con una pregunta: "¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey?" Ester 6:6. En su vanidosa imaginación Amán pensó que el rey estaba pensando seguramente en él y por ello sugirió que el que fuera honrado por el rey debería ser rodeado de la parafernalia real, que lo deberían de poner en el caballo del rey y que debería ser llevado ante los más nobles príncipes y proclamado por toda la ciudad como aquel que había sido honrado por el rey. Para la mortificación y la pena de Amán, la persona que el rey había elegido para honrar era Mardoqueo. Peor aún, el rey puso en manos de Amán el que velara que se cumpliera su sugerencia al mínimo detalle. Pues fue así que Amán se vio forzado a llevar a Mardoqueo , al que había vestido con la parafernalia real y había subido al caballo del rey, por toda la ciudad proclamando: "Así se hará al varón cuya honra desea el rey" Ester 6:11

EL ORGULLO NOS CONDUCE AL EMPOBRECIMIENTO DEL ALMA

La pena de la humillación estaba liquidando al pobre Amán, se nos dice: "Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza". Aquel al que él más despreció fue al que tuvo que glorificar en frente de la gente. ¡ Y todo por su sugerencia! Pero no terminó allí. Mientras el tema se desarrollaba, la Reina Ester expuso la maldad de Amán ante el rey y en consecuencia, la furia del rey fue tal que no se pacificó hasta ver a Amán ahorcado en la misma horca que había mandado a hacer para Mardoqueo.

Aquí vemos el fin hacia el cual el orgullo nos conduce. No es que siempre culmine en muerte prematura, pero conduce a la decepción y a la amargura del alma. Si ésto es así entre los impíos, cuánto peor debe de ser entre la gente del Señor. ¡Qué precio tan grande que hay que pagar por la propia gratificación! Con la más pequeña de las vanidades, estemos seguros que incurriremos en el disgusto Divino, le daremos pena a nuestros hermanos y estorbaremos nuestra alegría y regocijo en el Señor.

Se puede decir verdaderamente que el orgullo no nos enriquece de ninguna manera sino que nos lleva al empobrecimiento del alma.

ORGULLO ENCONTRADO EN LAODICEA

Es aceptado generalmente por los estudiantes de la palabra del Señor que el período de Laodicea de la iglesia, es el momento de cultivar en este tiempo de la Época del Evangelio. El mensaje dado está dirigido a la gente profesa de Dios, quien nuestro Señor urge a arrepentirse. La carga que nuestro Señor da a éstos es la tibieza que es condición de la indiferencia y del orgullo. Pero al mismo tiempo que la gente profesa a Dios, está en una pobreza espiritual y está ciega espiritualmente, encontramos a la gente diciendo: "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad..." Apoc. 3:17

Esto nos demuestra el hecho que el espiritualmente orgulloso no termina por realizar su maldad. La dificultad radica en que la enfermedad del orgullo tiene un efecto destructivo para la consciencia, que crea una mente obtusa hacia la Regla de Oro y ante la todavía alta ley del amor, el nuevo mandamiento.

El orgullo se esconde y se disimula a si mismo de tal manera que la persona afectada cree que está haciendo las cosas por principios, por sabiduría y por virtud. Por lo tanto la persona no acepta el consejo justo, no toma en serio las advertencias de otros y solo siente indignación hacia quien implique que él es orgulloso. Mientras la persona se encuentre en esta actitud, el Adversario la lleva más allá del alcance de la ayuda que le proporcionan los miembros del cuerpo de Cristo: "unido entre sípor todas las coyunturas..." Efesios 4:16.

La consciencia es la balanza que utilizamos para discernir entre los asuntos que a nuestro juicio están bien o mal. La balanza puede ser bien cruda, o fina y bien balanceada. El cristiano que ha estado por mucho tiempo en la escuela de Cristo, debería tener una consciencia bien sensible. Y también, por la Palabra de Dios, debería poder dibujar los pesos por los cuales sopesaría todas las preguntas de la vida y debería poder determinar correctamente si son correctas o incorrectas. La indulgencia ante el pecado hará que la balanza se incline parcialmente para un lado. Especialmente si el pecado es el del orgullo espiritual. No se puede hacer mucho más hasta que se rectifique la balanza.

EL consejo del Señor en el período de Laodicea de las iglesias, parece especialmente apropiado para remediar la enfermedad del alma. "yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas" Apoc. 3:18.

Si vamos a comprar al costo del propio sacrificio el oro de los ricos celestiales, la Divina naturaleza y las correspondientes similitudes Divinas de carácter, debemos primero pasar por experiencias y juicios duros. Deberemos también tener nuestros pecados e imperfecciones cubiertos con el blanco vestido de la justicia de nuestro Señor. Ésto nos da un punto de partida para con nuestro Padre que está en el cielo. No nos olvidemos de untar nuestros ojos con la mansa consagración y sumisión a la voluntad Divina, porque si nuestros ojos están bien untados, resistiremos rápido el acercamiento del orgullo y estaremos prevenidos de su perversa influencia. El uso adecuado del unguento nos servirá para enderezar la balanza de la consciencia y para colocarla en su preciso punto de balance entre malo y bueno, correcto e incorrecto, justo o injusto, verdadero o equivocado.

Las preguntas aparecen rápidamente, es un proceso natural. ¿Cómo podremos salvaguardarnos y protegernos contra el orgullo y su nefasta influencia? ¿Cómo podremos prevenir el vanagloriarnos, que es lo que obstruirá el desarrollo del perfecto amor en nuestros corazones?

La respuesta para estas preguntas se pueden encontrar en la cuidadosa instrospección de cada uno. Es de la incumbencia de la gente del Señor el ir hasta él en al despuntar de cada día y pedir por la Divina guía y sabiduría. Y durante el día, el vivir de acuerdo con nuestra plegaria. Además, al terminarse el día, debemos examinarnos a nosotros mismos para ver cuan cerca de nuestros votos de consagración estuvieron las palabras dichas y las cosas hechas. Si continuamos haciendo cuentas diariamente, y balanceando con el Señor, y si las hacemos honestamente y con una consciencia adecuadamente guiada, podremos estar seguros que nos mantendremos en el amor de Dios. Creceremos en gracia y en amor y no habrá ocasión alguna de tropezar en ellos.


Viene del número anterior:

El Propósito Eterno

EL MISTERIO

En Efesisos 3:9, el Apóstol Pablo habla del "misterio" de Dios. Esta palabra es traducida del griego musterion y es definida como La Concordancia de la Juventud, tal cual como es conocida por los iniciados. El pensamiento se ha tomado prestado de las sociedades secretas de aquellos días, que eran similares a las de hoy en día como la de los Masones. Una vez que se es iniciado en una sociedad secreta, se le confiesa los secretos, incluyendo claves de acceso, etc. Rotherham traduce musterion como "secreto sagrado".

Durante la Época del Evangelio, sólo los verdaderos discípulos, empezando por Jesús, saben los "secretos sagrados" de Dios. En las escrituras se le da especial énfasis al secreto sagrado de que el Mesías está compuesto por Jesús y todos fieles sus discípulos (los miembros del cuerpo). La clase del Mesías en gloria se convertirá en la familia especial de Dios, su propósito eterno.

En Efesios 3:10,11, el Apóstol Pablo deja en claro que el conocimiento de esta verdad, que es necesario para hacerla florecer, revelará la sabiduría tan diversificada de Dios, el Padre. El resultado final del plan revelará la "múltiple sabiduría" de Dios. Demostrará por toda la eternidad la belleza y la sabiduría de la ley del amor. Exhibirá el poder divino del Creador causando que todas las cosas sigan su plan de las épocas. Revelará también el carácter tierno y gentil del Padre Eterno. Todos los seres, durante toda la eternidad entenderán el completo significado de su nombre como le habló a Moisés, y que quedó registrado en Éxodo 34:6: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad".

Pero, ¿por qué el conocimiento del plan para conformar la Divina familia debe ser considerado como secreto sagrado hasta que esté completo? El Apóstol Pablo, por la inspiración del Espíritu Santo, deja en claro la razón para mantener el desarrollo del plan de la Divina familia como un secreto sagrado. Él escribe: "Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria." I Cor. 2:6-8.

Para que uno sea elevado a la naturaleza Divina deberá cumplir completamente la cristalización del carácter en la rectitud y justicia. Como ya se ha dicho antes, ésto viene al pasar voluntariamente por experiencias duras sintiendo en el corazón la lealtad a Dios, más el esforzarse por demostrar amor en todas direcciones.

¡ Qué necesario es mantener el secreto del trabajo especial en el desarrollo de la familia Divina de Dios! Pero se necesitó muchísimo más que secreto para seleccionar meticulosamente cada experiencia para este prospecto de familia Divina. Cada miembro debe de estar dispuesto a "beber de la copa" de la que bebió Jesús.

Cuando la madre de Santiago y de Juan, los hijos de Zebedeo, fue hasta Jesús para pedirle lugares de honor en su reino, Jesús les dijo a sus hijos: "¿Podéis beber de la copa que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?" Ambos respondieron: "Podemos" Mateo 20:20-23. Jesús entonces les dijo que ciertamente irían a recibir las mismas pruebas que él recibió, pero que solamente es el Padre quien selecciona las posiciones de honor.

LA PRUEBA DEL APÓSTOL PABLO

El Apóstol Pablo nos aclaró que es con nosotros con quienes el Padre está lidiando, que somos también nosotros los que poseemos los "secretos sagrados" y que todos hemos seleccionado experiencias dirigidos por Dios. Nuestro Padre nos proveerá con "copas" de pena. ¿Las deberemos beber sin queja? El apóstol con toda seguridad plantea la verdad: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Rom. 8:28). La completa fe del apóstol en ésto le hizo demostrar de forma más sublime su lealtad a Dios.

En II Corintios 11:25-28 él anota algunas persecusiones que sufrió. Entre ellas él lista los azotes con varas que recibió en manos de los judíos y de los gentiles. Recuerda haber sido apedreado casi hasta la muerte. Lista también cuando su vida estuvo en riesgo por causa de naufragios, por paganos, por ladrones, entre falsos hermanos y otras formas más penosas y dolorosas. Él sufrió hambre y sed. Pero él sabía que todas las experiencias penosas habían sido seleccionadas por su bien , para su desarrollo. Por ello, el pudo recordarlas y desde la perspectiva que él las veía, él pudo minimizar, y así lo hizo, su severidad: "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas". II Corintios 4:17,18.

TODAS LAS COSAS TRABAJAN PARA EL BIEN

Notemos como el apóstol enfatiza el por qué "...todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". En el verso que le sigue a éste, Rom. 8:28, él dice: "Porque a los que antes conoció, [la clase de la iglesia] también los predestinó [predeterminó] para que fuesen [por obediencia en la fe] hechos conformes a la imagen de su Hijo,..." Nadie podrá ser llamado a vivir y reinar con Cristo antes que su carácter haya sido cristalizado en la honestidad y rectitud. Aquellos que reciban la naturaleza Divina, o la vida, estrán tan dedicados a la ley del amor que les será imposible desertar.

¡ Cúan fantástica y llena de significado es esa frase en Romanos 8:28: "...a los que conforme a su propósito son llamados"! El testimonio de la palabra de Dios es que esta clase , que será su familia, es atraída por el Padre Celestial. Jesús dijo: "Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;..." Juan 6:44. También en el Salmo 65:4 podemos leer: "Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios;...".

Nosotros que hemos sido atraídos al Señor y que hemos respondido en consagración, nos vamos dando cuenta cada vez más de los secretos sagrados. La gran verdad abre a nosotros que los llamados de esta época se convertirán, de ser fieles, en parte de la familia Divina de Dios. Pero para recibir el desarrollo necesario deberemos ser: "...hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él,..." Rom. 8:17. Nuestro glorioso Padre Celestial seleccionará muy cuidadosamente cada experiencia que debamos encontrar. Serán elegidas con sabiduría Divina para que se adecuen a nuestras necesidades individuales. Por lo tanto, debemos aceptarlas como la "copa del Padre" y como "esta leve tribulación momentánea" II Cor 4:17.

La aceptación total de esta verdad concerniente a la providencia de Dios, significa que no nos debemos convertir en personas amargas, que no tengamos pena de nosotros mismos y que no nos quejemos del trabajo en nuestras vidas. En lugar de eso, digamos: "En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza". Salmo 17:15.


La Espada del Espíritu

"Y tomad... y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" Efesios 6:17

La clase de la iglesia que Dios está seleccionando, como personas por su nombre, tiene tres enemigos: Satán, el mundo y su propia carne. A diario se combate con estos enemigos y por lo tanto el Apóstol Pablo utiliza la armadura de un soldado como una ilustración para nuestra preparación para resistir al enemigo.

Las varias partes de la armadura cristiana, como lo dice el apóstol en Efesios 6:10-17, representan la verdad y su aplicación desde cualquier punto de vista. La mayor parte de las partes de esta armadura son defensivas, para protegernos contra los ataques de nuestros enemigos, pero la espada del Espíritu es para la ofensiva. Es este tipo de espada la que utilizamos para atacar al error. En el caso de Gedeón la espada fue empuñada por el bramido y por dejar que la luz de las antorchas brillara en ella. La compañía de Gedeón, compuesta por trescientos hombres, no tenía verdaderas espadas para luchar con los Medianitas. Sin embargo utilizaron la espada simbólica más efectivamente: "y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!" Jueces 7:20. La armadura defensiva se completa cuando se le agrega la espada, porque bien ha sido dicho: "la mejor defensa es una buena ofensiva" . La espada del Espíritu nos provee con la mejor ofensiva contra nuestros enemigos y con la mejor defensa también.

LA ARMADURA COMPLETA

La posesión de la espada del Espíritu y su uso no evita el ponerse "toda la armadura de Dios" Efesios 6:13. Ésto es porque no somos muy habilidosos en el uso de la espada. El Apóstol Pablo nos urge a no ser negligentes con otras partes de la armadura cuando nos dice: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes" Efesios 6:11-13. Ésto puede parecer aterrorizante si no supiéramos que ¡ Dios y Jesús están con nosotros!

A medida que nos acercamos al final del presente mundo de maldad, se hace más importante, como el Apóstol Pablo dice, "La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armaduras de la luz" Rom. 13:12. Esta "armadura de la luz" es la misma que se describe en Efesios 6 y I Tesalonicenses 5. En su mensaje a los tesalonicenses, Pablo les recuerda a sus hermanos de allí (y a nosotros también) de que son "niños de la luz, y niños del día" (Verso 5). Él menciona dos partes de la armadura diciendo: "Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo" (verso 8). Esta armadura debe incluir la espada del Espíritu porque más tarde él dice: "Examinadlo todo;retened lo bueno" (vs. 21). Estas son las tareas que se logran con la espada del Espíritu.

LA ESPADA DE DOS FILOS

Pablo habla de la palabra de Dios, la verdad como que es "rápida" y "eficaz" y más afiladas que cualquier espada de dos filos, "penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" Hebreos 4:12. Se nos da un pensamiento similar en II Corinitios 10:4,5 donde leemos: "porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo".

Por lo tanto se nos recuerda que uno de nuestros enemigos es la carne caída, y que se espera de nosotros que pongamos la espada del Espíritu hacia adentro, para someter y mantener en cautiverio esas propensiones terrenales que nos hacen la guerra como las Nuevas Criaturas en Jesucristo. Por este propósito la espada es profeta, es el que "que toma una ciuda." Prov. 16:32.

LOS OTROS ENEMIGOS

La guerra cristiana no termina en uno mismo. La carne puede intentar hacernos creer que sí, pues nos hace creer que el autosacrificio que es esencial para dejar que nuestra luz brille puede ser evitado. Esta falsa teoría es una de las "cosas altas que se exalta en contra del conocimiento de Dios", uno de los "razonamientos" (Traducción Marginal) que tiene como propósito el circunvalar la voluntad de Dios y convencernos de que no debemos dar nuestras vidas al servicio del Señor, la verdad y los hermanos. Nuestra carne no es el único enemigo que tenemos. El otro es el mundo, cuyos estándares y razonamientos están influenciados por nuestro archienemigo Satán, el dios de este mundo. (II Cor. 4:4) El Apóstol Santiago escribe "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?" (Santiago 4:4) Una de las mayores armas del mundo es el orgullo y Santiago dice: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia los humildes" (Santiago 4:6). La espada del Espíritu debe ser usada para cortar los razonamientos del mundo y para cortar su influencia.

Santiago también menciona al Diablo como nuestro enemigo y nos urge "resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). De la misma manera el Apóstol Pedro nos advierte: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo" I Pedro 5:8,9.

USO DE LA ESPADA

Nuestro Señor Jesús usó la espada del Espíritu muy efectivamente cuando fue tentado por el Diablo en el desierto, donde él había ido después de ser sumergido por Juan el Bautista. Él respondió a todas las proposiciones de Satán con: "Está escrito" Mateo 4: 4,7,10. Así debemos usar la espada que Dios nos ha dado.

Pablo se refiere a esta batalla con nuestros enemigos como una "buena lucha de fe" (I tim. 6:12; II Tim. 4:7). Podemos ver ahora a esos enemigos formidables cayéndose ante nosotros, y aún el mal continúa triunfando. Por la fe en el Divino plan, sabemos que cuando nos enlistemos en el ejército de Dios, con justicia tomamos nuestro lugar con el lado ganador . También sabemos que ¡ la verdad y la justicia finalmente triunfarán! Como individuos no sabremos el tremendo poder que estará siendo enviado en contra de Satán por nuestros fieles, hasta que consigamos nuestra propia victoria y nos sea dada la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. - II Pedro 1:11.

El salmo 149:5-9 nos habla de santos en la gloria haciendo uso de la espada del Espíritu. En este caso es mencionada como la de dos filos (Salmo149:6) e interpretada como la "gran virtud de Dios". No importa desde que punto de vista veamos la verdad del plan Divino, de todas formas refleja las virtudes de nuestro Dios. Pedro nos habla de ésto "para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" I Pedro 2:9.

El salmo 149 nos habla de Israel regocijándose en Jehová y de los santos regocijándose en su rey. La alegría expresada en música, cantos y danzas, es la imagen del reino del milenio. Este es el momento en el que los santos en la gloria tienen la espada de dos filos para trabajar en la destrucción, el juicio y para castigar a los enemigos unidos de Cristo.

Continúa en el número siguiente